Primero siento varias emociones. Ilusión de volver a Madrid diez años después de mi ultima visita aquí. Tanto ha pasado en my vida y en el mundo desde entonces. Ni me siento la misma persona!
El vuelo no tardó nada en llegar. De repente veía la Sierra de Guadarrama y me entro una nostalgia y una ilusión de ir al pueblo.
Cuantas veces habíamos pasado por allí para ir a Calabor?
Al llegar al terminal, tenia una sensación de que Barajas había crecido un montón Que bueno! Ya era tiempo!
Me despedí de Ronnie (una escocesa que estaba sentada al lado mio) y fui a recoger la maleta, digo mochila. Sentí algo diferente en el aeropuerto.
No olía a tabaco como antes. Sin embargo olía a España "aire tostado!"
Tuve que andar muchísimo para llegar a la parada de metro y tardee una hora y tres trasbordes para llegar a Anton Martín. Mucho del metro estaba cerrado para obra.
Sin embargo, vi unas nuevas paradas pero me dio mucho gusto poder coger la linea 4 y luego la linea 2 y oír “próxima parada...” como anunciaba esto en el metro cuando era mas joven.
Cuando subí del metro en la calle Atocha, reconocí a Madrid inmediatamente.
Pero tenia un color distinto. El color de agosto. Baje. Calle amor de Dios y encontré el hostal.
Puse las maletas en el cuarto y salí a la calle irremediablemente. Eran las siete de la tarde.
Anduve a la Plaza Santa Ana. ¡Vayas memoria que tengo de aquella plaza! Pase por Calle Nunez de Arce (donde estaba el Hostal Leones) (ahora son pisos) a la puerta del Sol
Están haciendo obras allí también pero no importaba. Fui a comer y luego anduve por Plaza de Descalzas y cruce Gran Vía para andar por allí un ratito.
A las once, volví al hotel cansado y bien para dormir. Hacia 26 c a las doce de la noche.
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